Ha parecido que la creación de este blog ha sido una llamada divina, o más bien una llamada drogadicta, para que nuestro menos fiel amigo haya regresado a este lugar. La monotonía que comentábamos ayer ha sido interrumpida por un suceso tan breve como apoteósico, tan transigente como frugal.
Alrededor de media tarde, un grito repetitivamente repetido a vuelto a repetirse: "Yonko, estás enganchao a to la mierda". Ha sido como una señal, como la advertencia del macho dominante de la manada que hace moverse a todos sus súbditos con un simple gesto. Las ventanas de la RUSJ, esos ostensibles huecos que hacen nuestra vida mucho más feliz, se han abarrotado de personas vociferantes pidiendo más, mucho más. "Enganchao..."
Pero esta vez nuestro amado Yonko no venía solo. Y no me estoy refieriendo a su cánido acompañante a cuyos parásitos alabamos ayer, si no a algo mucho más impactante: el compañero era otro Yonko, cuya valentía advertimos por su actitud amenazante. Pudimos comprobar cuán intrépido era el desde ahora denominado Yonko II el Toxicómano cuando hizo un gesto cuyo significado recordaba a la revanación de nuestros universitarios cuellos. Inmediatamente después, se han albergado en el refugio eterno de su morada.
Vale. Me podéis reprochar que este episodio ha sido demasiado corto, lo aceptaré; podéis quejaros de no ha habido mucha acción, no lo negaré; podéis reprocharme que el compañero del Yonko no engancha (curioso juego de conceptos, por cierto), y olvidaré mi orgullo y diré que sí, que es cierto... Pero hay una cosa que no podéis echarme en cara: que un personaje de tamaña magnificiencia como Yonko I el Enganchao a toa la mierda se merece esto y mucho más.
Id con Dios.
PD: Investigad sobre las cabras arborícolas, una especie sin igual que merece la pena contemplar.
Pero esta vez nuestro amado Yonko no venía solo. Y no me estoy refieriendo a su cánido acompañante a cuyos parásitos alabamos ayer, si no a algo mucho más impactante: el compañero era otro Yonko, cuya valentía advertimos por su actitud amenazante. Pudimos comprobar cuán intrépido era el desde ahora denominado Yonko II el Toxicómano cuando hizo un gesto cuyo significado recordaba a la revanación de nuestros universitarios cuellos. Inmediatamente después, se han albergado en el refugio eterno de su morada.
Vale. Me podéis reprochar que este episodio ha sido demasiado corto, lo aceptaré; podéis quejaros de no ha habido mucha acción, no lo negaré; podéis reprocharme que el compañero del Yonko no engancha (curioso juego de conceptos, por cierto), y olvidaré mi orgullo y diré que sí, que es cierto... Pero hay una cosa que no podéis echarme en cara: que un personaje de tamaña magnificiencia como Yonko I el Enganchao a toa la mierda se merece esto y mucho más.
Id con Dios.
PD: Investigad sobre las cabras arborícolas, una especie sin igual que merece la pena contemplar.